VIGILANTES AL REGRESO DE CRISTO

LUCAS 21:26 La gente quedará aterrada de lo que verá venir sobre la tierra, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en una nube con poder y gran gloria. 34 ¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida. No dejen que ese día los agarre desprevenidos, 35 como una trampa. Pues ese día vendrá sobre cada ser viviente de la tierra. 36 Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre. NTV.

Al ver que ha pasado mucho tiempo de la promesa del regreso de Jesucristo a este mundo, y que esa promesa se ha tardado en cumplir, algunos creyentes tienden a dudar de que en algún momento se cumpla esa promesa. Con esa duda albergada en sus corazones, toman la errónea decisión de abandonar el camino que los lleva a la salvación y la vida eterna, y volver a sus vidas pasadas de pecado. También hay otros seguidores de Cristo que ante la tardanza del regreso de su Señor y Salvador, no se apartan definitivamente de su fe, sino que viven con un pie adentro y un pie afuera. Estos seguidores creen que en algún momento regresará Jesucristo, pero para que esa espera no se les haga demasiadamente larga, mientras esperan, disfrutan de los placeres que les ofrece este mundo, yéndose de esta manera en contra de la voluntad del Señor para los que realmente esperan Su regreso.

Esperar el regreso de Jesucristo, no es solo creer que en algún momento volverá, es llevar una vida de total obediencia a cada una de Sus enseñanzas, es vivir bajo Su voluntad, reflejando una vida de testimonio de que realmente es un verdadero hijo de Dios. Por eso Jesucristo cuando enseñó a sus discípulos acerca de las señales que se darán en su regreso, les exhortó para que mientras llegue ese día, se mantengan vigilantes en oración para que no sean sorprendidos. De la promesa de regreso de Jesucristo, ya han pasado más de dos mil años, y pueden pasar otros dos mil años antes de su regreso, o puede volver esta misma semana, este mismo mes o este mismo año. Pero como no se sabe la fecha exacta de Su regreso, los seguidores de Cristo deben estar siempre vigilantes, listos y preparados para su regreso, y así no ser sorprendidos, pues si viene Jesucristo y no les encuentra listos y preparados, perderán la oportunidad de ser llevados a su reino.

En su exhortación, el Señor advirtió a sus discípulos de varios peligros que les pueden agobiar para que no se mantengan siempre alertas a Su regreso. Estos peligros que el Señor citó son: Las preocupaciones de esta vida, las parrandas y borracheras. Las preocupaciones de esta vida, sin duda pueden hacer que los creyentes no se mantengan siempre alertas y vigilantes, pues sus pensamientos no estarán al cien por ciento en el regreso de Jesucristo, sino en como solventar sus gastos, como superar una enfermedad, como resolver un problema familiar, etc. Estas situaciones adversas hacen que los creyentes pierdan su enfoque en Cristo. Una vida de parrandas y borracheras, se puede creer que no son parte de la vida del cristiano, pero si es una realidad de algunos cristianos, ellos viven una doble vida, con frecuencia son resultantes de la depresión, o simplemente porque nunca abandonaron su vieja naturaleza de pecado.

Para no caer en alguno de estos peligros, los creyentes deben estar siempre orando a Dios, pidiendo que les de la fortaleza necesaria para llevar una vida que le honre y le glorifique, y así no ser sorprendidos cuando finalmente regrese Jesucristo por su iglesia. Además, el Señor ha dado a todos sus seguidores el ejemplo vivo de la persona que se dedica a la oración. Al llevar una vida de oración, los creyentes podrán escaparse de los castigos del final de los tiempos y estar en pie delante del Hijo del hombre como las personas que confiesan fielmente su nombre.

Queridos hermanos. El Señor dio a sus discípulos la promesa de su regreso a este mundo. Aunque han pasado más de dos mil años desde que Él hiciera esta promesa, su verdad permanece; El viene otra vez y debemos estar vigilantes, listos y preparados para ir a Su encuentro cuando nos llame. Mientras esperamos el cumplimento de esta promesa, debemos trabajar diligentemente en las tareas que Dios nos ha encomendado, sirviéndole de corazón con los dones y talentos que hemos recibido. Hermanos. Como verdaderos seguidores de Cristo, debemos permanecer en vigilia, orando en todo tiempo, separándonos definitivamente de esta forma del mundo impío que está condenado a experimentar la ira de Dios en el final de los tiempos. Debemos identificarnos como los que van a estar de pie en la presencia del Unigénito Hijo de Dios por toda la eternidad.
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