Ya en esta época los judios internacionales lo tenían muy claro: Otto Kahn( judío), (1869-1934) fue socio de Jacob Schiff( judío) y Paul Warburg( judío) en el banco de inversión más influyente de Estados Unidos, Kuhn Loeb( Familia Loeb judía) . Todos ellos trabajaban para la dinastía judía- sionista Rothschild, de hecho los schiff judios, enpezaron siendo corredores de bolsa de los Rothschild's. Por lo tanto, vale la pena recordar lo que dijo sobre la estrategia judía internacional. En su libro Ginebra versus paz (1937), el conde de St. Aulaire, embajador francés en Londres entre 1920 y 24-24, recordó una conversación con Otto Kahn que tuvo lugar poco después de la Primera Guerra Mundial. Esta exposición impactante está desapareciendo rápidamente en el agujero de la memoria. Cuando se le preguntó por qué los banqueros respaldarían el bolchevismo, un sistema supuestamente hostil a la propiedad privada, Kahn tiró de su enorme cigarro y explicó que los banqueros crean aparentes opuestos para “rehacer el mundo” de acuerdo con sus especificaciones: “Usted dice que el marxismo es la antítesis misma del capitalismo, que es igualmente sagrado para nosotros. Es precisamente por esta razón que son opuestos directos entre sí, que ponen en nuestras manos los dos polos de este planeta y nos permiten ser su eje. Estos dos contrarios, como el bolchevismo y nosotros mismos, encuentran su identidad en la Internacional. [Presumiblemente, se refiere a la Comintern.] Estos opuestos … Se encuentran nuevamente en la identidad de su propósito y terminan en la reconstrucción y control del mundo desde arriba por el control de las riquezas, y desde abajo por la revolución. Nuestra misión consiste en promulgar la nueva ley y crear un Dios, es decir, purificar la idea de Dios y realizarla, cuando llegue el momento. Purificaremos la idea identificándola con la nación de Israel, que se ha convertido en su propio Mesías. El advenimiento de él será facilitado por el triunfo final de Israel … Nuestro dinamismo esencial hace uso de las fuerzas de destrucción y las fuerzas de la creación, pero utiliza las primeras para nutrir las segundas … Nuestra organización por la revolución se pone de manifiesto por el bolchevismo destructivo y por la construcción de la Liga de las Naciones, que también es nuestro trabajo. El bolchevismo es el acelerador y la Liga es el freno al mecanismo del cual suministramos tanto la fuerza motriz como el poder de guía. “¿Cuál es el fin? Ya está determinado por nuestra misión. Está formado por elementos dispersos en el mundo entero, pero arrojados en la llama de nuestra fe en nosotros mismos. Somos una Liga de Naciones que contiene los elementos de todos los demás. .. Israel es el microcosmos y el germen de la ciudad del futuro”. Fin del artículo- Un saludo a todos, manteneros fuertes. Saludos.